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Garrulo posmoderno

Vivo desde hace casi veinticinco años, por libre elección, en un pueblo fronterizo del sur de la Península. No se trata de un municipio al borde de la desaparición de la España vacía o vaciada ni nada por el estilo. Parece un pueblo próspero y dinámico y eso, entre otros síntomas, se puede apreciar en el continuo y ostentoso trasiego de coches y en la falta de huecos para aparcarlos. Quedaron muy atrás los tiempos en los que poder elegir aparcar a la sombra en verano a la vuelta de la piscina municipal.


Aceitunera es un pueblo lleno de coches y de gente que se desplaza en ellos para recorrer, en el peor de los casos, el medio kilómetro que separa su adosado de la sucursal bancaria. Como he dicho, es un pueblo próspero que quema combustible alegremente. Por eso quizás me equivoqué cuando, siguiendo la estela de fray Luis, me vine para acá por eso del menosprecio de la corte y la alabanza de la aldea. Porque, si uno lo piensa detenidamente, mi admirado fraile no habla de la aldea para nada ni menciona las bondades del lugar ni mucho menos de los lugareños. Habla del huerto, del monte, de la fuente, del río y por ellos no hay presencia humana alguna. 


El hipotético e improbable lector se preguntará que a dónde quiero llegar o, al menos, de dónde vengo con estos sermones y elucubraciones. Pues vengo de muchos sitios para llegar al mismo: estoy hasta la coronilla tonsurada del fraile de tener que coexistir con cierto tipo de indígenas que, pese a las fragancias de franquicia de perfumería, a sus atuendos a la última horterada de moda y a sus coches de segunda o tercera mano de importación, son unos autenticos analfabetos, no ya porque no sepan leer, que realmente no saben ni leen, sino porque ya no se saben ni tres colores: el azul, el verde y el amarillo, para el papel, el vidrio y plástico y latas respectivamente. 


Si no es ignorancia brutal, es mala educación y mala leche. Me huelo que es la combinación perfecta de ambas porque, si no, no se entiende que los contenedores de este pueblo estén a rebosar de la mierda que generan estas hordas de gentes daltónicas que no saben hacer la o con un canuto ni acertar a depositar dentro de su contenedor los desechos correspondientes.

Dante en bañador

Hispanista sureño

Octubre/2023

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