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Monos, monas y mamones

Hay gente a la que le hacen gracia los chimpancés y hay fotos en las que aparecen vestidos de bebés o de chaqueta y corbata. Personalmente, me horripilan. Además de que son realmente feos es que no puedo evitar verme reconocido en ellos, es decir, su parecido con el ser humano es lo que me horroriza. En un documental pude terminar de comprobarlo: en el vídeo se podía ver nítidamente cómo se matan a palos entre ellos y cómo disfrutan descoyuntando vivos a monos de otras especies. Lo dicho: lo que me espeluzna de ellos es que, salvo por mínimas cuestiones estéticas, no encuentro grandes diferencias entre ambas especies. Menos recién levantado, desnudo y sin un afeitado.

Así y todo hasta aquí hemos llegado, vestidos de Armani o Zara, con nuestros cortes y tintes de pelo, contentos de nuestro progreso traducido en productos cosméticos, en pura asepsia material. La lisura de un cutis estirado nos fascina igual que la de la pantalla de un móvil, la carrocería de un coche nuevo o las superficies relucientes de los mobiliarios minimalistas de las mansiones que aparecen en la televisión y en las revistas. Todo es liso e impoluto, todo es suave y aséptico en las burbujas artificiales en que nos desenvolvemos, en los contextos artificiosos creados para nuestro bienestar.

Pero, como dice el refrán, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Y por qué mona y no mono, dirá alguna feminista que, avispada, se percate del macro o micromachismo del refranero. El caso es que aquí seguimos monos, monas y mamones, después de milenios de evolución, jodiéndolo todo y dándonos bien por el culo los unos a los otros como yo os he amado. Y debajo del felpudo del mundo escondemos toda la mierda radiactiva que hemos ido acumulando en los últimos siglos creyendo que así ocultamos que esto se está cayendo a cachos, que nos quedan dos telediarios, que todo es, como escribía don Luis de Góngora y Argote, tierra, humo, polvo, sombra, nada. Tierra bien seca, humo del negro, polvo enamorado -que decía el otro sin saber lo que significaría después de echar un buen polvo-, sombra de ojos y de ojete, nada de nada.

Dante en bañador

Hispanista sureño

Marzo/2024

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